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Si la sal se desvirtúa… Si nosotros lo hacemos; si lo hace ese lenguaje de veinteidós aminoácidos que compone todas las proteínas.
Ese alfabeto de abajo, veinte letras de él, somos, compuesto de un modo tan original que diez de esas letras está nuestro organismo capacitado para fabricarlas, mientras que las otras diez nos las tiene que propiciar desde el exterior nuestra sabiduría de alimentaria asimilación.
Propiedades ácido-básicas de la Vida como las sales orgánicas que son. ¿No sería ello mismo el mecanismo de la Resurrección como por aquí hemos apuntado?
“¡Sal ¡Sal!” Gritaba alguien desde el exterior, un sáxeo cielo desplomado sobre mi cabeza como lápida que junto al pétreo suelo me obraba de sepulcro.
“¡Sal ¡Sal!” Como si me recordase mi más íntima constitución aquel grito que no puedo atender, a mi vez llamando a alguien para que atraviese esa pared de roca. Instinto de la propia conservación que a veces sirve de bien poco cuando lo más importante a conservar no está en nosotros sino fuera de nosotros, como esos diez aminoácidos que están fuera del alcance sintetizador del cuerpo, ¡justo la mitad de lo que somos!, y de los cuales este sueño es parábola: Para ese cuerpo, el de la soñante, al cual amenaza aplastar un pétreo cielo contra la roca del suelo, no es más importante él mismo sino aquella otra vida que parece haber quedado detrás (y quizá sea por encima, y quizá esa otra vida ante la que sacrifica inútilmente la suya, esté perfectamente a salvo) de esa roca o cielo como una maldición caído sobre hombros que ¿cuánto más aguantarán esa carga?
¿Cuánto más aguantaremos la maldición de los cielos de que nuestra supervivencia sea la no supervivencia de otros? Eso más importante que siempre está fuera de nosotros. Neguémonos, aun a riesgo del cielo roca desplomándosenos, a que nuestros organismos sean esas imperfectas máquinas bioquímicas incapaces de sintetizar a partir de sí mismas cuanto necesitan. Neguémonos a disputarnos a muerte con otros seres vivos los recursos: las valinas, leucinas, treoninas, lisinas, triptófanos, histidinas, fenilalaninas, isoleucinas argininas, metioninas;
¡disputemos, en todo caso, y a muerte a esa roca de los cielos si bóveda gravitatoria, el hecho de que la mitad de lo que somos sea a concurso o albur exterior de algo, alguien!
No sólo la bioquímica fue o pudo ser, o será, herramienta de resurrección sino laboratorio fisiológico para regenerar los mal cerrados o abiertamente defectuosos ciclos químicos de la vida, cual el descubierto por Krebs, o el completo del ácido cítrico. Ese “corro de la patata” al que ya dedicamos algunas palabras.
Tabla de los diez aminoácidos, mandamientos no mosaicos sino de la Esmeralda Vida:
Arginina……………………………. Lisina
Fenilalanina……………………….Metionina
Histidina…………………………….Treonina
Isoleucina…………………………..Triptófano
Leucina……………………………….Valina
¡Y estos debes realizarlos, pecador, o sea trasegarlos! …Pues desgraciadamente tu cuerpo no lo hará por ti.
De poco te servirá el transgredirlos, ya que tú serás el quebrantado.
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Hace 5 días