Y los marcadores de la muerte dejaron de sonar II

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Y los marcadores de la muerte dejaron de sonar

A 2010
Me martillea la frase onírica

Si eres tú, sonido, partícula elemental por excelencia como dije ahí y hoy te llamaríamos fonón… El dejar de sonar la muerte, no que la erradiquemos, como ya lo está, de nuestras vidas cotidianas y sus discursos, sus obras, dando la espalda a esa su o la única realidad que hemos tenido desde siempre, dejar de sonar del modo que aquí decimos, sonar como elemento químico, sonar como compuesto biológico, sería dejar ésta de ser. No suena: No es. No es que la erradiquemos de nuestros discursos procurando barrer debajo de la alfombra, ocultar de las miradas, de los actos, aquello único que debiera importarnos y pasamos de ello alegremente (algo así como el comportamiento político de los pueblos obligados por la fuerza bruta de unos pocos a hacer dejación del mismo en manos de esa fuerza bruta que así obtiene el poder nutricio para llevar su modelo, de momento al siglo XXI después de Jesucristo, ¡pero hasta el fin del mundo si es preciso, si se lo montaron tan bien y todos les dejaron!) No. Es que al fin ha dejado de ser; pero por ACCIÓN de algo alguien que de veras la erradica, no que la silencie, o nos obligue de la misma “fuerza bruta” de lo “inevitable” a procurar no meneallo… que nada lograrás sino darte contra un muro.

Y de este modo, si deja de sonar, cuando deje de sonar y por lo tanto de ser, será precisamente, seguramente, el día después de haber pasado a formar parte de nuestros discursos, el día, el año, el siglo después de que decidamos que el que tengamos que morir sí importa, que no hemos de dar por inevitable aquello contra lo que se ha de luchar… ¿O nos interesa más estar muertos pues la vida sin muerte sería algo de lo más aburrido? Según se oye a los gansos, casi todos ellos con mucha formación en ciencias y letras que no importan, o sí importan para mantener el mundo sucio e invivible que tenemos. La muerte que para éstos es el no ser (el no ser que aquí reclamamos para la muerte misma, ese no ser no sonar que el mismo sueño le predestina), es un alivio a su vacío, a su nada tienen dentro, a su nada de fuera se procuran, ¿qué llenarían, ¡y menos eternidad! (y debieran pensar que tú, tiempo, lo eres, eternidad) con ese vacío que les puebla, ese no interés por nada quitado el sexo mezquino que practican o el afán de figurar como lo que no son: alguienes importantes, alguienes que importan? Desde luego con vuestros oficios, un pasar, vuestras carreras, otro ídem, el follar cotidiano con la misma rutina instintiva que el comer cotidiano, o la misma costumbre, no se llena una eternidad; pero tampoco, tiempo alguno que hubiese merecido la pena el que transcurriese.

¡Y con este talante, oh dios mío no el vuestro, se enfrentan a querer descifrar el misterio de todos los misterios: Misterio del Universo concha de toda vida, misterio de la materia y su ser gravedad, tan uno que es con la vida de la cual ni oír quieren que alguien pueda considerarla eterna (aunque tiempo sea) pues ya dieron hasta a su mismísima concha madre, Universo, por efímera! …Y extraño caso que quieran descifrar misterio alguno del Universo, cuando ya “saben” todo de él: Que nació, tuvo un big-bang, y es efímero. ¿Y a qué seguir con las averiguaciones si ya llegaron a eso? ¿Qué quieren averiguar? ¿Cómo le fue en el parto a qué que pudo parirlo? De su muerte, o condición de efímero, si acaso se creen su propio cuento, lo cual se duda si tanto empeño ponen en decir que investigan, no creo que vayan a saber más de lo que dicen: Se diluirá, se irá diluyendo hasta ser menos que un suspiro.

¡Pues si vamos a morirnos ya que la nada que somos lo decidió por ellos, lo cual se duda, que no sean ellos los que lo hayan decidido, si tanto empeño ponen en recordárnoslo; si el Universo se diluirá, ¿a qué seguir con esta mascarada del continuar laborando haciendo que se investiga, no sería mejor darnos a la buena vida del no hacer nada y como no habría suficientes recursos para que todos disfrutásemos de la vida muelle que sí ellos, a qué no matarnos con saña más extendida que la que ellos usan con otros para mantenerse en su estatus de poder, por qué vas a ser tú únicamente, hijoputa, el que de esto, estar vivo, disfrute?!

Grandísimas contradicciones y putrefactas razones aquello sobre lo que todo está construido: tejido social, político, conocimientos, investigación.

Y los marcadores de la muerte dejaron de sonar. Espero encontrarme con todos vosotros, los que significasteis algo en este podrido mundo, o los que lo hicisteis así, podrido, en vuestras manos el poder para que las cosas fueran lo que fueron… ese glorioso día. Echarme a la cara a todos vosotros miserables… Si es que los marcadores de la muerte dejaron de sonar no hubiese significado el que ya vosotros, la muerte, eso erais sin duda, estuvieseis dados por ni sidos. Ya habréis dejado de sonar: ¡Ya, por fin, no hablaréis más, no confundiréis, condenaréis, os aprovecharíais más; ya, por fin, nada ni nadie volverá a hablar de vosotros, único tema de conversación de los pobrecitos que extraviasteis o se dejaron extraviar, pues fuisteis la guinda del pastel!