¿De las células madres pluripotentes inducidas, la posible cura del cáncer?

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(No hay cánceres, sino el cáncer, una misma causa atacando a diferentes tejidos)

Células madres pluripotentes inducidas:
La posibilidad de cambiar la identidad de una célula introduciendo en ella genes activos en la fase embrionaria y silenciados en la fase adulta.

(Palabras mías de ahora, si esto es un descubrimiento de 2006)
De este modo pueden convertirse en cualquiera de los 220 tipos de células del organismo. Se ha realizado en células madre hematopoyéticas que regeneran continuamente los 12 tipos de células sanguíneas e inmunitarias, pues glóbulos rojos y otros, al igual que las neuronas, no conocen mitosis; y del mismo modo en células madre cutáneas responsables de que nuestra piel de serpiente (células muertas --“Alma de piel”, cap. 67, hemos llamado aquí a la piel, sabiendo a estas células originarias de la misma región embrionaria en la que se genera el tejido nervioso. Pues de nuestra piel, células muertas, corre un destino paralelo el alma--) se renueve, nuestro pelo crezca. Así pierden su identidad tisular y vuelvan a esa juventud embrionaria cuando ninguna célula está todavía marcada para la especialización del tejido que un día fabricará o del que formará parte.

Pues si se puede tomar cualquier célula y hacer con ella lo que el cáncer también realiza: hacerles perder la memoria de su destino, tejido, ¡y es más!, y es lo que el cáncer no realiza, lo que sí estos sres. ya en sus laboratorios: dotarles de una memoria o destino tisular una vez expuestas a los estímulos apropiados, destino-tejido que convenga al que manipula y a aquellos a quienes beneficie esa manipulación, convertirlas, por ejemplo, en células cardíacas, tejido nervioso. ¡¿Cómo entonces seguimos con la lacra del cáncer?! …Si se puede imponer la memoria conveniente en una célula. ¡Por Dios! Hacer que las células cancerosas, tan semejantes a estas pluripotentes inducidas, recuperen su memoria específica (de momento, para que no maten de esa condena a muerte que suele ser casi todo cáncer)

Uno de los autores que escriben sobre este hallazgo, pronuncia maravillado: “A lo largo de la historia se ha soñado en descubrir la fuente de la eterna juventud y evitar las consecuencias del envejecimiento y la enfermedad. Conseguir que una célula adulta del organismo regrese a un estado embrionario nos hace pensar lo cerca que estamos de convertir esa fantasía en realidad”.

Pero bastante más maravilloso sería si pudiesen someter a esos “estímulos apropiados” a las semejantes a las células madre pluripotentes inducidas, células cancerosas. Y si esta herramienta fuese capaz de eliminar el cáncer… Brebaje obtendréis con que curar la vida, ya dije (cap. poema 69) Toda una profecía, aunque mi poema o idea original al respecto de vincular la cura del cáncer con la inmortalidad o esa juventud eterna del elixir alquímico, fue al respecto de azafrán de los prados, esa flor que aquí llamamos de la inmortalidad y sin tener nada que ver con células madres inducidas. Pero ¿por qué no la célula X, no mitótica, aquí buscada y llamada por mí “célula Carmen” a falta de nombre alguno, no puede ser ésta a la que ya se dio nombre y no precisamente el de su descubridor japonés sino ese larguísimo “célula madre pluripotente inducida”? Y desde luego es una célula sin diferenciación, aunque el juego mágico consista en “proporcionarles los estímulos adecuados” para que se hagan valer como diferenciadas células.