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¿La Era de Acuario comenzó en 1950 año de nuestro calendario, o a 1950 años de una muerte? 1983, 1987, 1991… No esperemos más
Si nuestro calendario funcionara a partir del verdadero año de nacimiento de Cristo, 1983 sería 1987… ó 1991: A 1950 años de una muerte (1)
Algunos, desde instancias astrológicas, contando también con algún fenómeno cósmico para ello, dicen que la Era de Acuario comenzó en 1950, justo en la mitad del siglo XX; otros opinan, también desde la astrología, que empezaría ahora, 1983; y algunos más que en 1987, 1962. Y desde la astronomía tampoco hay mucho consenso sobre el año de comienzo debido a que ¿dónde poner los límites a las constelaciones de esa estrecha banda conocida por Zodíaco que para efectos astronómicos incluso nada importa?; aquí, en el terreno astronómico, se oye, se lee, el 2033, 2037, 2150, incluso hemos leído ¡2600!, como fecha de ese evento. No es baladí esto de límites astronómicos tan lábiles para las constelaciones que permitan estos corrimientos de fechas; se supone que la ciencia debería ser más seria. Si se han establecido determinados puntos en el cielo como límites a las constelaciones, ¿cómo es que nadie apostaría por el hecho de que en una fecha exacta el sol o su punto vernal, lugar en el que amanece en el equinoccio de primavera, haya salido de una constelación para iniciar su paso por la siguiente? Así pues, ahí tienen donde elegir para iniciar el Acuario, de 1950 a 2600. 650 años. Casi el tiempo promedio que ese punto vernal del sol transita por cada una de las constelaciones. Pero ¿qué importa el año, si la misma astronomía no da valor ninguno a ese fenómeno, no el de la precesión de los equinoccios, sí el de las Eras?
Mas no esperemos a 2033, ni menos a 2600, para enterarnos por el calendario de que la Edad de Oro existe, de que la Era de Acuario lo es o ya lo era. Si se dijo 1950, y tanto malo desde ahí, pongamos ahora freno inmediato, a 1950 aniversario de una muerte como queriendo frenar todas las que se sucederán. Detened el Mundo en el quicio exacto entre dos Eras, que el tiempo sea un presente dilatado donde todo lo que fue y será, aparezca. Deteneos ahora, o no habrá más oro de horas que se os done en la esperanza de que sepáis invertirlas… ¡Invertirlas!: Emplearlas adecuadamente volviendo a los orígenes, allí: aquí, en el final de todo. Invertirlas: ¡Metedlas hacia dentro! ¡Id hacia vosotros mismos! “Dentro” “Dentro”. “¡Intro!” que nos golpean las computadoras. ¿Cómo negarnos en aquella madrugada despertando cubierta de sudor viendo todavía aquellas tablas de luz todavía ante los ojos, pero ya sin su mensaje del que sólo quedó en la tabla de la izda, arriba, el encabezamiento, a modo de nombre de a quién o a quiénes dirigida: ες , y en la de la derecha, abajo, a modo de firma: ες ?
ες : Dentro
Estoy frente a otra claridad, poco importa el sudor frío en la oscuridad, si es un dentro en el que estamos por fuera o por encima de todo, si leo esas palabras, aunque las borre mi ignorancia de despierta ya que escritas en idioma que desconozco: griego, si leo esas palabras escritas con luz en superficie también lumínica y mismo cuerpo del que las dicta o escribe allí, en tablas, una de ellas su propio cuerpo, palabras de alguien que se supone ni existió o si existió, hace casi dos mil años muerto.
Una Era es representada con el simbolismo del signo en que se ubica y del signo en su justa oposición. Era de Piscis: Los peces y la Virgen: Virgo, mucho dolor en ese revuelto mar de profundidad que aspira a la pureza de la forma, mar profundísimo de sangre en salvajes oleadas del espíritu luchando por emerger de la oscuridad más letal. Piscis y su religión del Mar, quizá del nombre de todos los mares… de sangre, religión de todos los nombres. Acuario y su promesa de la fructificación de toda esa lucha, de la fructificación de toda esa sangre como lengua de fuego derramándose sobre nuestras cabezas, agua de vida; acuario y su signo enfrentado, leo: la majestad, todo ese dolor desde tan antiguo, toda esa sangre derramada en la lucha por el Conocimiento, la Justicia, al fin reconocida, al fin alcanzando el lugar de majestad o respeto que merece. Acuario derramando el Agua Regia, agua de vida… Símbolos tan alquímicos. León verde, Fin de la Obra, el oro del Conocimiento absoluto.
¡No dejemos para mañana, por Dios, para el año 2033 y menos para el 2600, lo que debe ser ahora, lo que debió ser siempre! No dejemos o no imposibilitemos esta transmutación de todos hacia el Todo. No dejemos para mañana el que ες , que hasta así se llamó a Sí mismo, no dejemos para mañana al Hombre verdadero, al dios al que habló Dios, según refiere Cristo en Juan X,35. No permitamos que no emerja de una dichosa vez lo que siempre estuvo con nosotros pues si… Dentro.
Volvamos hacia el Principio, las Eras retroceden, preceden. Vayamos hacia el era era con el ες ες . No Era, ¡ες ! El ες de Acuario.
(1) A 2010
Jugando en aquel año, 1983, con esa fecha, tan escurridiza como las Eras astrológicas, del nacimiento de Cristo (que algunos quieren que ni nació siquiera; no existió ningún Jesús de Nazaret; otros le hacen Dios; y otro más descubre la posible tumba y sarcófago que le contuviera, ¡incluso hasta si hubo milagro en él! --misterios de esa radiación que grabó una figura en la Síndone-- y todos acaban ignorándolo y construyéndole encima un bloque de apartamentos en Israel. Qué asco de humanidad. Fuese dios o no fuese; fuese alguien especial; fuese un insignificante humano, que hasta el más insignificante, yo, mi caso, tanto puede significar), 0 de nuestra era, -4, -7… Algo me puso delante la dolorosa fecha del futuro fallecimiento de mi hermana como portal de entrada a esa Era o Edad de Oro (¡que estaría hasta signada por la explosión de una supernova, la 1ª más cercana observada en los tiempos modernos, la supernova 1992A en uno de los pequeños satélites galácticos de la Vía Láctea, las galaxias enanas de Magallanes!). Y yo, ciega, pues si no la omnisciencia; y yo… hablando de inmortalidades. Lo cual no quiere decir que la inmortalidad, y desde términos físicos –el espíritu no otra cosa es, y al hablar de lo físico del espíritu no me estoy refiriendo al cerebro-, no exista. ¡Eppur si muove! Y con ella me encontraré, sin importarme que haya de recorrer el mismo camino de ella para hacerlo, no que aterrice en ese su Mundo, yo y todos cuantos en este mundo, de la mano del pleno Conocimiento alcanzando, no hay nada oculto que no llegue a saberse, Conocimiento pleno que destierre a la muerte, la mentira el dolor el mal.
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