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AION, el Tiempo la Eternidad ¡visto como la misma cosa!
Si hubo algún idioma
que legaron los dioses o dios al hombre;
si en el principio era el Verbo
y estaba en Dios y era Él
……Este fue el griego.
Aquí lo tenemos:
El Tiempo y la Eternidad,
igual que Materia – Espíritu,
es lo mismo.
Esa curva en la que Einstein encarna el tiempo,
trazado de la materia por todo el Universo
que así sobre sí se dobla de su propio peso,
no terminará nunca de trazarse.
Aguijón de eternidad que llevan todas las cosas
con su maldición de efímeras.
Creedlo,
la vida nunca empezó y nunca terminará.
La Vida es la Eternidad,
como lo es el Universo.
Un infinito que quieren finito
y ninguna de sus pruebas lógicas
pasa siquiera con éxito…
en lógica precisamente,
¡pues olvídense de pruebas ahí!
El Universo, la masa en él,
se dobla en un infinito arco
que jamás será círculo.
¿Quién puede la Nada llenar,
quién, la Eternidad?
“Enfáticamente no hay Dios; nosotros somos las palabras”
Esto que dice la Woolf y pareciera negación de los versos de arriba,
Si hubo algún idioma
que legaron los dioses o dios al hombre;
si en el principio era el Verbo
y estaba en Dios y era Él
……Este fue el griego.
Dice Virginia :
Llego a lo que llamaría una filosofía. En todo caso, una idea no me abandona: que tras la tela de algodón hay un patrón escondido; que estamos -todos los seres humanos- conectados con él; que todo el mundo es una obra de arte; nosotros somos parte de una obra de arte. Hamlet o un cuarteto de Beethoven son la verdad en este vasto desorden que llamamos mundo. Pero no hay un Shakespeare, no hay un Beethoven; cierta y enfáticamente no hay Dios; nosotros somos las palabras; somos la música; somos la cosa en sí. Y esto es lo que veo cuando tengo una conmoción.
(“La torre inclinada” -¿Cómo hay que leer un libro?-)
¡Pues seamos las palabras! Y no hubiese ni griego, ni inglés, ni español; como tampoco, Dios. Pero seamos las palabras como este precioso Aión tan preciso; seamos entonces Dios nosotros. ¡Seamos la música, la cosa en sí! El Tiempo: La Eternidad. La Eternidad que es el tiempo.
Pues se me ocurre una objeción a la que parece haberme querido revocar haciéndome la hipóbole con el párrafo mencionado de su “Torre inclinada” (tan como mi Torre) : Y si somos las palabras, ¿cómo entonces no hay un Shakespeare, un Beethoven ? Precisamente ellos, ella, ustedes, yo, somos esas palabras, según ella misma; lo que no hay es Hamlet, pues él es simplemente Shakespeare; lo que no hay es un cuarteto de mi consígneo en todos sus signos astrológicos Beethoven, pues él fue muchísimo más……………
Aguijón de eternidad que llevan todas las cosas con su maldición de efímeras.
Habrá griego para rato, inglés, español, según esto. Pero esperemos que lo que sí haya sea esa precisión de cortar, ¡y con una simple palabra!, qué economía de medios, discusiones milenarias, sobre si existe o no el tiempo, sobre si existe o no la eternidad. Ya vemos que son lo mismo por este Aión, Aguijón de precisión. Y ya vemos que sí existe: Lo estamos aquí siendo.
Un patrón escondido y que estamos todos los seres humanos conectados con él.
Que estamos todos los seres, no sólo humanos, ¡y no sólo los seres! sino desde la hierba con sus tréboles a las estrellas en su galaxia, y cuanto más hay en el Universo que habrá de asombrarnos, conectados con él, el patrón. El patrón, pero que si manda, o trabaja, lo hace marinero, quiero decir Maat, quiero decir la Madre Energía universal.
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