A alguien en este mundo, estos años, yo inspiré en sueños: La última palabra para amar es amor, pues la primera fue siempre JUSTICIA

"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!

miércoles, 23 de junio de 2010

Dios lleva a juicio al trabajo y a todos los que desde su imbécil soberbia se dicen trabajadores de la Tierra

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A la regeneración por el paro o la parada.
Ya que algunos nacimos menos favorecidos por aquella herramienta que nos permite sobrevivir a todos: remuneración a cambio de lo que hagamos; ya que algunos no hemos recibido jamás remuneración alguna por nuestro trabajo de escribir, más duro que cuantos trabajos de todos ustedes en la presunción de ser los trabajadores únicos de la tierra, menestrales, empleados de cualquier índole al servicio de quienes les mandan, da igual cómo les manden y qué; ya que jamás vimos ni duro ni peseta a cambio de nuestro esfuerzo. No está nada mal que aquí, en un libro sobre la supervivencia última que debió ser siempre primera (Investigar, conocer, trabajar sobre el misterio que construyó el Universo, que nos construyó a todos), traigamos a colación un paro, una parada que afecte a algo más que a las células.

¡Un paro, una parada que afecte al mundo tal como es y lo transforme en algo bien distinto! Irreversible parálisis, aunque regenerativa, que la degeneración ya la tenemos en el actual estado de cosas.
(Para estar escrito en los años ochenta, el vehemente deseo aquí expresado fue una premonición para los noventa de ese mismo siglo, y para la primera y más para la segunda década de éste)

No crean que esta crisis del paro que acongoja a tantos sectores laborales, está puesta ahí porque sí. Oigan hablar la verdad de la Tierra expresada por los acontecimientos que nos buscamos nefastos. Dios o el sentido último e íntimo de la vida, se toma la libertad de vacilar, siempre lo hizo, acerca del valor del trabajo que el hombre representa o desarrolla. El actual estado de paro laboral (exceso casi paranormal lejos a todas luces de lo considerado como razonable) (Por estas palabras pueden comprobar que los años ochenta vieron algo de lo más parecido a lo que ahora asistimos atónitos en 2010. Y desde luego, las causas, las mismas: Corrupción, rapiña de las clases políticas y altas finanzas. Teatros de crisis laborales montados para un mayor enriquecimiento de esas clases parásitas, o para que esas clases de sinvergüenzas no pierdan el suficiente poder tan necesario a la hora de explotar a todo y todos) corresponde a una duda del sentido íntimo, primero y último, de la vida respecto a que estemos cumpliendo aquello que nos corresponde: Justicia, Conocimiento, esfuerzo de todos encaminado a desentrañar ese sentido último e íntimo que ella representa; y remuneración al esfuerzo en esas vías, no remuneración y de lo más espléndida a las clases parásitas y sus ocupaciones inservibles, no remuneración a toda la legión de rémoras que viven incrustadas en el cuerpo social-laboral ellas obteniendo el provecho de la sangre y sudor que otros derraman. El sentido último de la vida, la Naturaleza desde su lo desconocida que es, duda entre dejarnos concluir por nuestras propias obras, más bien ausencia de las mismas en lo tocante al trabajo que debiera acometerse de que ningún siglo lo hizo antes, o soplar ella sobre el hombre y hacerle desaparecer de modo definitivo.

Mira al hombre y esto es lo que ve el Dios, Sentido íntimo y último de la vida, la auténtica Naturaleza y no la pacata y burda que en su lugar colocamos de que decimos observarla –ella sí que nos observa detenidamente y sentirá profundo horror por el error de habernos creado--: El hombre que muere (bien nos hubiese valido escribir aquí “mujer”) o se suicida, le suicidan por eso que llama su trabajo, el hombre convertido en una máquina que ha de rendir ante el capital, rendir ante y para todo tipo de parásitos de los mencionados arriba, rendir ante esas estructuras sociales de injusticia y torpeza por ellos montadas; el hombre convertido en una máquina de imprimir billetes, los más de los cuales van a parar a manos de los parásitos ya dichos, eso es lo que ve.

Este concepto que el hombre tiene del trabajo pudre al mundo, al igual que lo pudre el concepto de sexo, como el concepto de conocimiento lo pudre. ¿Con qué mano no podrida tocará el hombre cualquier tema, si la podredumbre en la raíz? Padecemos una inversión que nos costará la vida como especie, de todos los valores. En la sociedad que habitamos, trabajar, llamémoslo por su nombre: ganar dinero, es igual a decir “renuncio a mis diferencias, a mis interrogaciones, renuncio a ser el que soy, que es peor que renunciar a la vida, con tal de ser el que quieren o el que me obligan sea”. Y trabajar no es decir “beeee” en redil donde todos balan de igual modo. “Necesito balar, necesito balar = trabajar”, claman insistentemente, cuando lo único que tienen en mente y ahí están hasta sus estómagos para recordárselo: “Necesito dinero, necesito dinero”, esa llave que lo abre todo pues así lo decidieron los criminales que montaron el mundo sobre ello, esa marca de nacimiento en todas y cada una de las frentes. No seamos hipócritas, digamos entonces en lugar del “necesito trabajar”, “necesito dinero”, la expresión correcta en el mundo en que estamos.

En el mundo en que estamos no es trabajar esa entrega que ni mira la “añadidura” que lleva colocada, ¡y menos aún se acepta el “sin ninguna añadidura” con el que otros cargamos como nuestra particular cruz sólo por cumplir con el que somos! No es trabajar lo vocacional que se acomete con todos los vientos en contra y hasta si huracanados. Vientos sintiendo su desolación en las entrañas, hierro al rojo que tu vida busca. Esto lo dejan a la genialidad, esos animales de sacrificio que somos los vocacionales convertidos primero en abortos de la sociedá, para después, y a los restos, marginados a las cunetas de la locura, fosa común en la que terminaremos si con nuestro sacrificio, esfuerzo, no conseguimos algo que pueda interesar al mundo basado en la rapiña.

Genialidad, locura, ¿en qué se diferencian? ¿Genial es el loco que ha triunfado, o genialidad es esa locura sobre la que pasan y pisan?
Genialidad, locura. Cuán necesitados estamos de la comprensión de los otros, nos importa más ésta que nuestra propia vida. Tantos millones de suicidas lo atestiguan.

Y desde luego que Dios lleva a juicio al trabajo:
Esfuerzo hasta la extenuación sin remuneración alguna o escasa remuneración por una parte; y grandísima recompensa monetaria, por otra, para algo que no representa ningún esfuerzo, ni sirve a la Tierra, ni a la vida, ni a nada, trabajo desde luego no hasta la extenuación sino hasta la saciedad de relaciones sociales y más cócteles, llamado trabajo por desfachatez, y más que nadie -el verdadero esfuerzo al que no se cansan de usurpar- se piensan acreedores a ese nombre, pues ningún menoscabo a sus derechos, ellos los únicos que los tienen, aquellos cuyo trabajo consiste en la ruina de los demás, aquellos cuyos trabajos ni sirven a la Tierra y menos al Conocimiento y ni siquiera a la decencia.

¡Parados, pero sin regeneración, estaréis mientras sea ésta vuestra sociedad! ¡Que algo aquí está diciendo: Que no envilezca el trabajo, que no mate! ¿Y quién escucha?

Un esfuerzo hasta la fecha dado por inútil (¡Y hasta la fecha de hoy 2010! Si ha llovido desde los años ochenta) dice a la inutilidad que no se esfuerza: Convertid a todos los parados en poetas. Tienen tanto derecho como la misma inutilidad o sus hijos, esos que jamás sabrán lo que es la falta de ingresos si la sangre ajena se los sirve en bandeja. ¡¿Cómo entonces conocerían lo que es el paro, no otra cosa que cero ingresos!? Cero ingresos y aunque ni parado estés, aunque te dejes el espinazo en esto que hoy nadie valora. Mas si los padres, tus hoy explotadores y/o asesinos no lo hacen, es que para sus hijos dejan el recolectar del fruto a ti debido, su futuro dinero fácil.



Convertid los parados en poetas… Vaya, una función que acabó cumpliendo blogger y resto de plataformas de blogs. ¿Quiénes si no los parados, aunque no muertos de hambre, estarían aquí jugando a esto? ¿Quiénes si no los que nunca nada pudieron, supieron, les dejaron, alcanzar, estarían aquí terminando de reventarse y haciéndolo de una manera pública, que ni pública ni publica pues no llega a nadie? Seguimos representando cero interés para gentes “interesantes” de todo pelaje.

No abandonéis jamás vuestro modelo laboral, modelo de sociedades (tan modelo todas ellas) vergüenza para los miles de millones de… ¿humanos? No lo abandonéis, que el trabajo siga siendo eso que mata o suicida a los menos envileciendo a los más. Que no habrán salido tus hijos de su morirse de escasez, aunque no de hambre, de escasez sobre todo en la parte de ellos que más y mejor debiera alimentarse: sus cerebros… Cuando de pronto, de repente: ¡Otra nueva crisis! O la misma de siempre renovada por los mismos de siempre que jamás perderán su sartén por el mango, ya que vosotros, miles, millones, no de parados, hablemos claro, de impotentes desgraciados, les dejáis.
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