A alguien en este mundo, estos años, yo inspiré en sueños: La última palabra para amar es amor, pues la primera fue siempre JUSTICIA

"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!

martes, 15 de junio de 2010

El caracol y el laberinto (La más completa historia de amor)

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Neutralización
Puesto que el agua puede funcionar tan bien como ácido que como base, podría propiamente reaccionar consigo misma.
-¡Esto es una falta al pudor que ni los caracoles osan!
Diremos escandalizados.
De los caracoles se sabe que son Afrohermes, como el principio alquímico que sirve de portal a la consecución de la obra, el león verde, el oro verde, la panacea, el elixir, piedra filosofal o tabla tan esmeralda; pero jamás se les sorprendió infraganti cohabitación. Se unen a otro caracol y ambos intentan ser machos en ese abrazo sadomasoquista donde el, es de suponer, menos malo o sádico pierde jorobándose con el hembra jodido papel. En pocas especies, una los caballitos de mar, algunos peces abisales, la mantis religiosa que se merienda al estúpido macho, etc, el ser hembra significa ser el ganador en eso de los sexuales repartidos, y/o impuestos, por la naturaleza o el medio, papeles.

A la perfección de las relaciones sexuales por el caracol
Uno a otro se hincan una flecha de amor. Hasta el flechazo, y nada de metafórico, existe en estas zoológicas relaciones herederas del laberinto. Cupido Caracol. Éste sea el punto de partida, ¿debería decirse doloroso punto?, creo que no, para relaciones amorosas más completas: Macho-hembra cada cual del otro.

Creo que deberíamos practicar, como la buena música, estas relaciones amorosas de odio… aunque de oído, aportando todo el equilibrio existente en los caracoles de nuestra oreja para así vivir, en este laberinto de sexos, historias de amor que merezcan la pena. Vayamos oyendo y vayamos saliendo hacia ese sol con nuestras antenas. No un olor sino un sonido esto de vamos a hacer el amor. Oigámoslo primero. Dime cómo te sexualizas y veré de hacerme o no compatible. No nos caracoleemos luego con eso de para que uno gane, es menester que otro pierda, que esto no es una apuesta deportivo-benéfica sino un flecha por flecha: yo te cupideo tú me cupideas. ¿Estamos?

Nuestros pequeños parientes moluscos dicen que si ellos pueden, salir del laberinto, por más que se adentren, vergüenza nos debiera dar a nosotros como seres superiores estar supeditados a una cara del asunto, ¿qué tara es esa? Ya ven, salir del laberinto, es algo que ellos hacen con frecuencia: lo tienen por casa. Salen-entran y nunca la abandonan. ¿Hasta que no nos crezcan unos alargados cuernos, so satánicas sierpes, no nos daremos cuenta de que Afrohermes es la Piedra, Piedra de toque, Philosophorum Lapis? ¿No nos daremos cuenta de que existe otra posible alimentación sacando los cuernos al sol, alimentación por energía solar (¡Y a 2010 que ya estamos y tanto se habla de las alternativas energías!), fotosíntesis, esa maravilla que ni los Salomones osaron vestirse… digo, deglutirse? ¿No nos daremos cuenta de que alimentaciones así pasan por el ser Afrohermes, el más osado de todos los sexos?

Esta representación biológica -por medio de su concha casa- del laberinto, nos cuenta una hermosa historia. Historia de amor ¡y además monógama! Pero ellos nos aventajan, estos extraterrestres moluscos: Llevan los ojos en los cuernos y no a la inversa. Nosotros y nuestras excrecencias calcáreas delante de la vista, con esa venda, poco vemos. Un hueso delante de los ojos como la zanahoria que al conejo para que corra y ni alcance a saber que jamás la alcanzará. Vemos de todo; pero ese todo no es otra cosa que esqueletos. Podría decirse de nosotros aquello: El caracol, por quitarse de enojos, por los cuernos dio los ojos… Listos somos.

O seamos como el agua, agua de vida, ella tan caracol que hasta prescindió de su pareja, de lo tan Afrohermes:
Puesto que el agua puede funcionar tan bien como ácido que como base, podría propiamente reaccionar consigo misma.
Pero es un Onán tristísimo esto del ni espejo en el que te miras. Ser solo espejo en el que nadie se mirará. Así vamos de solos por la vida: Somos en un 80% agua; mas nada de agua regia y menos agua de vida. Y total por quitarnos de enojos… psíquicos, perdimos hasta el Cupido. No sólo se nos jodió, se nos jode, no sabemos encontrarla, la inmortalidad de ser como las plantas o los lirios, sino que hasta la mortalidad jodimos.
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