A alguien en este mundo, estos años, yo inspiré en sueños: La última palabra para amar es amor, pues la primera fue siempre JUSTICIA

"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!

miércoles, 16 de junio de 2010

La Química: Una respuesta orgánica a la resurrección

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Una reacción química universalmente presente, tanto a nivel orgánico (no somos otra cosa que aminoácidos –un ácido, una base- los constituyentes de las proteínas), como inorgánico: La neutralización, o también reacción ácido-base.

Básicamente, y por eso somos el 80% agua, una reacción de estas características produce una sal y agua (No puedo sustraerme aquí, si hablamos de resurrección, a las palabras evangélicas: Vosotros sois la sal del mundo. Y si la sal se desvirtúa, ¿con qué se salará? Vosotros sois los aminoácidos. Si se perdiese esa sal, que llegó a cosechar la inteligencia o la conciencia más elevada, sin dar los frutos que de ella se espera, ¿cómo seguiría adelante el mundo?) Y su contraria, aquella que nos lleve a estar muertos o a no ser más aminoácidos, sería la disociación de lo amino –base- y lo ácido, o vuelta a su estado ionizado de los componentes de ese connubio.

Si fue una reacción contraria a la de neutralización, y ya vimos que ésta produce eso que se llama “sal” o aminoácido y agua, la disociación en lugar de producir ésta, la consumiría. Eso que se ha analizado en los tejidos que presentan las huellas de una radiación sin identificar productora de la imagen del muerto que envolviese esa sábana: los hilos del lino muestran una deshidratación, y una leve quemazón dando señas de una radiación que disminuye con la distancia.

La muerte es larga larga como una noche de invierno, y, desde luego, no todas nuestras macro moléculas se descompondrían a la vez y menos las moléculas básicas que a éstas componen o aminoácidos. Pero ¿y si aquí, sí? ¿Y si las moléculas básicas de esa persona se disociaron a la vez resultando de ese modo una ionización extraordinaria, base electronegativa, ácido electropositivo?

Una oxidación o descomposición orgánica sin precedentes, la ácida muerte actuando no lentamente sino con una “milagrosa” -hasta no dar con los mecanismos físicos exactos- celeridad. Lo alcalino y lo ácido del cuerpo tomando para esa increíble reacción toda el agua del cuerpo, somos 80% agua, más el pequeño aporte de lo mismo de los tejidos del lino.

¿Y la calderilla o leptones, monedas, que se le puso sobre los ojos al muerto, no juega ningún papel aquí, en esta rápida -como el REM, rápido movimiento de ojos en el sueño en su fase onírica- reacción? Esas monedas estaban hechas de bronce, una aleación en la que prima el cobre, ese gran transmisor de la electricidad? Que no en vano he mentado el “rápido movimiento de ojos”, pues voy a referirme a este órgano, peculiaridad que en los mismos lleva a guardar imágenes casi intactas aunque ya no las tengamos presentes, aunque hayamos cerrado los ojos. Y mientras los mantienes así, ¿no han notado, a veces, como una luz que procediese de ellos y chocase con los párpados, sin producir imagen alguna o produciéndolas de un modo difuso? Prueben a cerrar los ojos y la imagen que estaban mirando persistirá por un tiempo. Esa imagen que sigue reproduciéndose detrás de nuestros párpados, no en vano el nervio óptico está ahí y guardará aun sea por tiempo efímero aquello que lo excitó, nos habla de algo más extraordinario y acabo de apuntarles en la anterior interrogación: Una luz, como las imágenes oníricas, que se produciría en nuestro nervio óptico. Y me pregunto ¿Se canalizaría por los ojos aquella “milagrosa” –mientras no se descubran los mecanismos físicos exactos, como decíamos- radiación?

Sería de lo más excitante que esta radiación descrita en términos parecidos a los por mí expuestos aquí, y como catalizador de la misma esas dos moneditas de poco valor con las que cerraron unos ojos, fuese cierta. Sería como escupir sobre el rostro de los asesinos, sobre todos sus despreciables hechos, el utilizar aquello mismo con o por lo que ellos dan muerte a todas sus víctimas, moneda, dinero, poder, para deshacer su obra: resucitar el muerto. O matar el dinero aquellos que fueron asesinados por él. Todas las víctimas no son asesinadas, por poderes legales o ilegales, en nombre de otra cosa.
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