A alguien en este mundo, estos años, yo inspiré en sueños: La última palabra para amar es amor, pues la primera fue siempre JUSTICIA

"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!

sábado, 19 de junio de 2010

ες ES, La fabulosa enzima (Enzimas para una fábula II)

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En química se anota con esta abreviatura, ES, la sustancia compuesta por el sustrato y la enzima que lo cataliza o convierte en una molécula distinta a la de en origen.
Enzima esa fabulosa molécula que acelera las reacciones químicas hasta un millón de veces. Y al pensar en este acelerador ¿cómo no recordarnos del catabolismo catastrófico o cuasi instantáneo estado de desintegración, la muerte toda de golpe en aquel cuerpo, radiación al segundo, nanosegundo o fentosegundo, conducente a un anabolismo de Resurrección o recomposición al otro polo (mundo dimensión) de ese extraordinario hecho? Muchas y muy fabulosas enzimas debieron actuar ahí.

He de recordar aquí mi sueño de pubertad, como aquel de la célula en estado mitótico que inspiró un entero libro, éste, y cuando él, los dos fenómenos oníricos compartiendo las mismas fechas junto con otros tres sueños más: En él se me hacía entrega de unas Tablas muy muy distintas a las de Moisés, aunque con una forma curiosamente igual:

Si en la imagen que se muestra sustituimos esos dos pedazos de piedra --en los que aparece hasta la gracieta de una cinta adhesiva para recomponer la rotura del estrellamiento de las mismas contra las cabezas de los hijos de Israel al ser lanzadas sobre ellos por un despechado Moisés, además del añadido de mis dos ες ες protagonistas del sueño-- y la V entre los senos de su parte superior, por algo parecido al espacio vacío entre las figuras de Jesús y Juan (En nuestros días y a partir de la novela El Código da Vinci, hoy se diría Miriam de Migdal en lugar de Juan. Lo cual no quita para que muchos apreciasen antes que el afortunado autor de esa novelita lo muy mujer de esa figura de Juan, tan del estilo del homosexual Leonardo poniendo mujer en lugar de hombre en tantos de sus cuadros, quizá incluso en su famosa Mona) en el mural “La última cena” de Leonardo da Vinci, y a la vez sustituimos la imagen de Juan por la figura de otro dios también sedente con la cabeza no inclinada hacia la derecha como la de Juan en el cuadro para que mejor forme la V entre los senos de las Tablas, y ambas figuras, en lugar de con los colores del cuadro, iluminada por una luz la imagen del Cristo cual representación del Pantócrator, y la del dios que aparece a su izquierda (Cristo ocupaba la posición del Juan del cuadro en ese sueño) tal como la piedra de la imagen de las tablas de Moisés, un dios pétreo del que entran y salen figurillas humanas como los gusanos en una manzana, las hormigas de su hormiguero…
Pues ya tenemos las Tablas que a mí me fueron entregadas en aquel sueño. Unas Tablas, dos figuras, la una de luz, la otra de piedra, sobre las que aparecía un mensaje escrito en griego; las palabras escritas en ambos lados de la Tabla, también de luz. Mensaje del que sólo pude traerme a la vigilia la primera y la última palabra, a modo de firma y encabezamiento, ambas la misma sílaba griega que escribí en el título y puse en la imagen de las tablas de piedra: ες. Monosílabo al que hemos de atribuir su significado más exacto: el adverbio “dentro”, también las preposiciones “de” “a” “hacia” “hasta”, ες - εις. Y sustituyéndolo a lo jónico por su otra forma, εις , nos encontramos que ese εις acentuado de diferente forma es la segunda persona del presente de indicativo, ει, de dos verbos, ειμι, que se diferencian también por sus acentos y se corresponden, uno con los verbos ser, existir, vivir, haber, con lo cual aquel encabezamiento y firma, además de “Dentro”, diría: “Eres”, “Existes”, “Vives”; y el otro con los verbos venir, caminar, pasar, viajar, irse o partir y con valor de futuro, con lo cual diría el mismo encabezamiento y firma: “Vendrás”, “Caminarás”, “Pasarás”, “Partirás”. También y dado que se corresponde a dos formas distintamente acentuadas de ειμι , podemos pensar, si queremos y además tenemos toda la libertad de interpretar aunque sea lingüísticamente nuestros sueños, que una de las formas de ειμι se correspondiese con el encabezamiento o nombre de la persona a la que va destinado el mensaje onírico y la otra con el nombre de quien lo firma, o con como acaba el mensaje.
Si encabezamos por “Vendrás”, “Caminarás”, “Pasarás”, “Partirás”, algo en futuro si a un vivo se refiere, algo que le sucederá (Y desde luego que iré, ya voy, caminaré, ya lo hago, pasaré y partiré hacia la muerte, lo que nos tiene que suceder a todo vivo, sea por transformación instantánea como a Cristo y como se escribiese en aquellas cartas de Pablo de Tarso: “todos serán transformados”, aunque todos morirán, añado, o no, ya que así: transformación), y ese sería mi nombre si a mí destinado el mensaje, el que en sueños me lo envía sería: “Eres”, “Existes”, “Vives”. Alguien la mar de amable ya que se firma autoafirmando a su destinataria.

A 2010 creo que no hemos de escamotear la continuación de ese sueño de adolescencia o primera juventud con otro sueño habido en 2003 ó 2005 ya que además contiene la recuperación del mensaje perdido al paso a la vigilia en aquel primer sueño.
Después de que en 2002 me hablase de su viva voz, y otras apariciones y sucesos ya explicados, o por explicar, en mis libros-diarios aquí a ella dedicados, la poeta suicidioasesinada Alejandra Pizarnik, ese sueño de 2003-2005 en el que ella aparece y el escenario es ese mismo Pantócrator o Cristo revestido de majestad, ella, yo, a saber dónde, en virtud de qué ciencia y a qué Cielo yo te veo ascender (para autocitarme) Y allí en ese a saber dónde, Cielos, Ciela mía, Lugar tan deseable si la contiene, allí, ante ellos, ella como un camarada de aquel Pantócrator, yo aparezco con mis Tablas... Y un traspiés y san se estrellaron contra el suelo. Mi mala fortuna, no como la mala hostia de Moisés estrellando las suyas contra las testas de los judíos infieles a su dios, al dios de Moisés que éste, cual Mahoma, obligó a todos los demás a que adoptasen. "Mi mala fortuna" que yo al despertar de aquella representación onírica interpreté incluso que ella me puso la trampa o burlona zancadilla para que eso sucediese: Mis pobres Tablas por allí hechas trizas ante su sonrisa burlona, que ya, en sí, lo decía todo para que yo interpretase como zancadilla mi traspiés.

Esa es la continuación onírica al cabo de treintaitantos años del primer sueño y unas Tablas. Y sí, contiene la recuperación del mensaje perdido, como dije. Eso es lo que interpreté posteriormente, además de sentir ese traspiés onírico como toda una zancadilla: Ella, su vida apagada antes de yo conocerla, sin yo haberla conocido, yo conociéndola al cabo de treinta años de ella haberla perdido en las garras de un suicidio que, como todo suicidio, no es otra cosa que la forma más vil de asesinato que las sociedades o la generalidad de las gentes obran sobre la persona sola. Ella era el mensaje de luz perdido en aquellas tablas de las que sólo quedó ese ες, ες, que era, somos ella y yo. De una ες a otra, medie o no el Pantócrator, el Paráclito... O la madre que nos parió a ambas, he de decir que incluso con menos fortuna la mía a mí, aunque ella dejase de vivir tan pronto y yo continúe aquí, esperando, esperando, como decíamos del Ángel Caído, yo, en el cap. anterior. Tan caída por gracia de nuestros congéneres que ni unas Tablas y encima de luz, no como las pétreas de aquel pater noster bíblico, me sirvieron para salir de la miseria, cuando a aquél continúan las suyas cinceladas a bruto zurriagazo de martillo contra la piedra (que ya burdo el engaño y todos se lo tragaron) sirviéndole de fama póstuma y herencia en especies no ya a la propia religión que él fundó o de la que se hizo el amo, sino a la que de ella se sucedería y en el nombre de ese Pantócrator de mi sueño, y tal como le quieren ver la generalidad imbécil de los que se dicen sus seguidores, mismo nombre de aquel desgraciado al que asesinaron y puede que algún extraño suceso físico químico, cual los aquí apuntados, de veras le resucitase. Fenómeno del que no hubiese debido tener él la exclusividad, pues ¡cuántos y cuántos han muerto y hasta de psíquicas y físicas mayores torturas que la suya! Aunque toda tortura, todo sufrimiento, todo asesinato, suicidio, todo acorralamiento es ya de por sí mayúsculo en cuántos y cómo se diese.

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